Este principio asienta la base de que todo forma parte de todo y ese todo está en constante cambio. Todo es lo mismo, ya se vea como macrocosmos, microcosmos, la espiral de una galaxia o la de una caracola.
Todo está interconectado, somos parte inseparable del resto. No se puede modificar nada en el universo sin que el resto se vea afectado.
Mirando nuestro cuerpo como un microcosmos, un universo en miniatura, obtenemos una analogía exacta de estos mismos procesos. Como ejemplos, un simple pensamiento puede desembocar en una reacción física, cierta actitud consciente o inconsciente frente al dinero puede causar cualquier desarmonía en las relaciones, una lesión puede causar dolor o un dolor puede causar una lesión, etc...
Esta conexión entre todo y cualquier cosa posibilita la aplicación de esta técnica, pudiendo hacer cambios en nosotros mismos y en otros utilizando los principios del yin-yang para saber qué es débil y qué fuerte, cuál es la causa y cuál no.
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